Como chicharrón
Por lo primeros dias me estaba sintiendo secretamente superior en mi capacidad de aguantar sol que nuestros companeros de viaje en su mayor parte australianos, todos con delicadas y palidas pieles que se han tostado como langosta pero heme yo aquí, colorada y poseedora de lo que sospecho son . . . pecas.
Saigon fue una multitud de gente sin miedo de usar su claxon como sistema de navegación. Nuestro guia Long nos llevo a cenar carnes asadas en mini-braseros en nuestras mesas en un lugar que me recordo todas esas escenas de peliculas asiaticas de grandes restaurantes, llenos de ruido y luz de neon. La mayoria de la comida fue bueno y nada temible, hasta que ya tomados de unas cuantas cervezas (Tiger y 333) salieron lo platillos mas exoticos. No me anime a probar el escorpion pero si probe un trocito de rata que me recordo por sus huecitos y sabor a la codorniz, asi que cuidado al pedir lo mismo ya en casa.
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