jueves, agosto 26, 2004

Como chicharrón
Por lo primeros dias me estaba sintiendo secretamente superior en mi capacidad de aguantar sol que nuestros companeros de viaje en su mayor parte australianos, todos con delicadas y palidas pieles que se han tostado como langosta pero heme yo aquí, colorada y poseedora de lo que sospecho son . . . pecas.

Saigon fue una multitud de gente sin miedo de usar su claxon como sistema de navegación. Nuestro guia Long nos llevo a cenar carnes asadas en mini-braseros en nuestras mesas en un lugar que me recordo todas esas escenas de peliculas asiaticas de grandes restaurantes, llenos de ruido y luz de neon. La mayoria de la comida fue bueno y nada temible, hasta que ya tomados de unas cuantas cervezas (Tiger y 333) salieron lo platillos mas exoticos. No me anime a probar el escorpion pero si probe un trocito de rata que me recordo por sus huecitos y sabor a la codorniz, asi que cuidado al pedir lo mismo ya en casa.

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