Se me hace difícil asimilar la idea de George Bush más allá de alguien al que le toco el dedazo, elevado por Karl Rove, financiado por lazos políticos creados durante tres generaciones, escogido por ser fácil de vender y tal vez de manipular. Subestimarlo se podría decir, subestimarlo porque una persona tan inteligente y al parecer invencible en el estado de Texas como Anne Richars perdió la reelección de la Gobernatura. Ella lo miraba como un novato, un ligerito Republicano en un estado que hasta su ese momento era en su mayoría demócrata. Pero perdió.
Examinarlo es ver que esta seguro ahora de su destino, después de su educación mediocre y una serie de fracasos de negocios, Jesús lleno su corazón y tiene misión. Mejor dicho ¡MISION!. Quiere dejar huella sobre el mundo y para hacer eso como republicano hay que hacerlo como conservador. Nada de la moderación que mira como debilidad de su padre. Eclipsar a su padre es una ambición que me recuerda tragedia griega.
Su fuerte y horror principal de personalidad (y ojala una flaqueza que no será ignorada el 2 de Noviembre) es su incapacidad para admitir cuando ha cometido errores. En el debate del viernes una mujer entre el publico fue permitida leer su pregunta que consistió en pedirle que nombrara tres errores que el consideraba había cometido en su presidencia. Aunque es una pregunta imposible contestar con credibilidad sin darle munición a Kerry, encaja con el perfil que Bob Woodward hizo de el cuando contesto que no había cometido error alguno, excepto tal vez dar empleo a ciertas personas, (léase sus críticos como el secretario de la tesorería Paul O'Neill y ex-miembro del National Security Council, Richard A. Clarke.) Ese perfil pinta un Bush seguro de sus decisiones y cuando mete la pata no se la pasa mortificado y perdiendo sueño por el costo de sus errores. Woodward al entrevistarlo le comento como Tony Blair ha llegado a recibir correspondencia como la de un hombre reclamándole la muerte de su hijo en Irak y como cosas de ese tipo son pausas y para re-examinar la rectitud de sus decisiones. Después de oír de este momento de introspección Bush contesto de inmediato que no, que no tenía duda alguna de que su decisión había sido la correcta. Para alguien como yo que sufre o disfruta (la mezcla esta ahí) de analizar y dudar y ver en términos de diferentes puntos de vista y querer empatizar, bueno, una persona así suena monstruosa, casi inhumana. Bush, como muchos otros en el lado derecho de la política Americana, cree que Dios esta de su lado y ha de ser maravilloso.
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